CÁMARAS OCULTAS Y OTROS GADGETS
En los últimos años, venimos asistiendo a una proliferación de dispositivos electrónicos de captación de imagen y sonido (cámaras ocultas, microcámaras
Un simple smartphone puede transformarse en una completa herramienta de espionaje instalándole las apps adecuadas. Cualquiera puede comprar desde Pontevedra un dispositivo con cámara oculta que le llegará a casa dos días más tarde. Por apenas 20 €. Una cámara ip de vigilancia puede costar 80 €. Un dispositivo localizador básico, 50 €.
Parecería entonces que a los detectives privados no se nos necesita para nada.
No es la primera vez que nos llaman personas para contratar un servicio diciendo que podrían hacerlo ellos mismos (tienen todo un arsenal cámaras ocultas y de gadgets de espionaje último modelo), pero que, claro, si se ponen a seguir a su esposo/a (o a su hijo, o a su empleado, o a su vecino, algunos incluso se atreven hasta con su ex) se van a dar cuenta, porque les conocen. Y este parece ser el único inconveniente al “hágalo usted mismo” que ven en la operación.
Pero que cualquier persona pueda tener acceso al empleo de estos aparatos, no significa que esté haciendo un uso correcto de ellos. Y por correcto, queremos decir legal. Y si no es legal, puede ser sancionable. Incluso con penas de prisión.
Va a ser entonces que los detectives privados sí hacemos falta.
La mayor parte de las personas que emplean estos dispositivos ignoran que se encuentran fuera de la ley. Porque desconocen los límites que han traspasado, porque “tener la oportunidad” les hace creer que “tienen la legitimidad”. Pero la legitimidad que tienen es, exclusivamente, para conocer unos hechos que pueden estarles suponiendo un perjuicio. Este perjuicio puede ser en lo personal, en lo económico, en lo laboral, en lo moral… En consecuencia, pueden solicitar a un profesional que los investigue. Pero nada más.
Los detectives privados somos las únicas personas legalmente autorizadas para realizar actividades de vigilancia, seguimiento e investigación de personas y hechos del ámbito laboral y privado. Y, por ende, para emplear aparatos tecnológicos con esa finalidad.
Así que si estás leyendo estas líneas y, aun con todo, decides seguir actuando por tu cuenta y hacer de espía, has de saber:
- Que no te hayan pillado todavía no significa que lo que estás haciendo sea legal.
- Que no te denuncien cuando te descubran no significa que no tengan derecho a hacerlo.
- Y, si finalmente te juzgan y condenan, recuerda que para evitarlo habría bastado con llamar a nuestro despacho de detectives privados en Pontevedra.
Y tu problema ya estaría resuelto.